Día 29 Itero de la Vega-Villafranca de Oca

Kms:117,71
VM:13,5
Vmax:39,5

Salgo del albergue «La Mochila» a las 7:40. Empiezo rodando por carreteras tranquila que pican hacia arriba.
Paso por Castrojeriz, donde un hombre me avisa sobre que carretera coger para pasar por las ruinas del convento de San Antón (Iba a pasar por una que no iba allí) Resulta que es la misma carretera que une Castrojeriz y Hontanas.

En la ida no me quedó claro porque se hizo bastante por caminos.

Hacia Hontanas, subida y hacia Castellanos de Castro, más subida pero se puede ir haciendo bien.

Llego a una especie de meseta con un cruce de carreteras. Sigo un poco y me paro a comer.

Cuando vuelvo al camino, un coche que viene de frente se para y me dice «¿Donde vas peregrino?» Es un sacerdote y se ha dado cuenta de que voy en dirección contraria a Santiagop. Le digo que voy de vuelta a casa, me pregunta de donde soy y me dice que muy bien, muy bien, iba a dar misa en Castellanos de Castro y Hontanas. Para mí esa es posiblemente la zona más bonita del camino.
Sobre las 9 de la mañana empieza el viento y a molestar de nuevo.

Llego a la N-120 por Olmillos de Sasamón.

Empieza en subida y viento en contra, se hace muy pesado, me pasan un par de grupos de ciclistas, se sucede un tobogán tras otro con viento en contra. Cuesta subir y cuesta coger velocidad en bajada. Llego a Burgos y voy a la zona de la catedral donde como bastante bien en un restaurante al lado de la misma plaza.

Al salir me meto por una autovía que va a parar a la n-120. En principio no había muchas opciones para coger esa carretera saliendo de Burgos. Finalmente accedo a la carretera nacional «normal» Bastante circulación y siempre el viento en contra.

Viento en contra, camiones con su estela que te desestabiliza, muy , muy pesado. Al llegar al cruce de San Juan de Ortega salgo de la nacional y vuelvo a acceder a carreteras secundarias que no usa casi nadie y allí cambia todo. Me empiezo a encontrar mejor y a disfrutar del camino.

Primero por las carreteras desiertas hasta llegar a San Juan.

Allí me encuentro con un ciclista de Santiago, Gerardo que está haciendo el camino hacia su casa desde St Jean Pied du Port. Estoy un rato hablando con él. Luego empiezo la ascensión a Las Pedrajas por la misma vía por la que vine en el viaje de ida con laguna dificultad por el hecho de seguir las indicaciones del camino en sentido contrario.
Se sube muy bien y me siento revivir. En el kilómetro 110, estoy muy bien y animado. Disfruto del entorno, el paisaje, la luz del atardecer, no tengo prisa en llegar al albergue, con gusto me quedaría a pasar la noche por allí.


Voy identificando los cruces y caminos a tomar por el recuerdo de la ida, confirmado luego por las señales del camino. Estos son los mejores momentos del día y un gran contraste con la carretera nacional.


Empiezo el descenso con cuidado, no quiero forzar nada de la mecánica de la bici ni de los neumáticos, así que algunos tramos los hago a pie.

Llego al albergue municipal del Villafranca de Oca pasadas las ocho. Ya se como va todo, guardo la bici y la descargo. En la habitación me encuetro con una pareja belga que empezaron a pedalear en su país. Hablo bastante rato con ellos y me dan una referéncia interesante sobre un centro llevado por una religiosa para el aprendizaje de idiomas. Método superefectivo al parecer… y también supercaro.
A esas horas no puedo hacer mucho más que cenar, conectarme un rato, hablo con Fátima por teléfono y luego irme a dormir. Estoy en la parte baja de una litera, tengo una mesita y bastante espacio para mis cosas, todo un lujo. Duermo muy bien esa noche.

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